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136 kilómetros, no sólo corresponde al exceso de velocidad con que viajaba un Senador, representa también el exceso y abuso de poder; es el punto de quiebre que hizo reaccionar a la ciudadanía como hace tiempo no lo hacía. 136 kms es la velocidad de nuestro cambio, un cambio de actitud que logró revertir un hecho a todas luces injusto.
Mauricio Tolosa (*)
(Columna radio Bío Bío)
¿Se acuerda cómo era su ciudad hace veinte años? ¿Cómo eran las calles y autopistas, cuántos y qué tipo de autos circulaban? ¿Cuántos hospitales, clínicas, bancos, malls, cines había?
¿Se acuerda de Chile hace veinte años? No existía internet, ni televisión por cable, ni ipod, ni celulares. ¿Se acuerda de cuántas universidades había? ¿De cuantos turistas llegaban y cuántos chilenos viajaban? ¿De lo que había en los pocos supermercados? Era otro mundo, era otro Chile.
Pero hay cosas que no han avanzado. Tenemos un sistema político, que se quedó pegado hace veinte años, con un padrón electoral que se coaguló y que excluye a la mitad de los chilenos. Es normal para un sistema que emergió en la censura y la exclusión de una dictadura; pero es impresentable para un país democrático, modelo y emblema de desarrollo económico de la región.
La oferta del sistema político actual está tan desfasada, que es como si en el año 88, el del Plebiscito, la conversación y las soluciones hubiesen respondido al contexto del Chile del año 68.
Ya es hora de tener una educación, una convivencia política, una ciudadanía y una comunicación acordes con el Chile del Siglo XXI. Los zares de la Concertación y la Alianza se sienten muy cómodos viviendo en el pasado, pero con eso, nos han cegado la mirada sobre los enormes desafíos y oportunidades del presente y el futuro.
(*) Periodista, Fundador y Presidente de la Fundación de Comunicología.
